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martes, 4 de enero de 2011

15 años con el parkinson, un tercio de mi vida.


Si, hace 15 años que empecé a notar los síntomas del Parkinson aunque fue bastantes años mas tarde cuando me entere que era el culpable de esas “torpezas”.

La lucha desde el primer día pasa por la aceptación de la realidad que te ha tocado vivir, aceptar no significa resignación.

La felicidad crece de forma directamente proporcional al reconocimiento y de forma inversamente proporcional a las expectativas.

Lo primero que debe sentirse un enfermo de parkinson es un héroe ya que como todo impedido o minusválido a diferencia de quienes no sufren dificultad vital alguna, está obligado a vivir todas las horas de todos los días en el límite de su capacidad.

“No siempre puedo controlar mi cuerpo como me gustaría. No puedo controlar cuándo me siento bien y cuándo no. Pero sí puedo controlar cómo de limpia tengo mi mente. Y aún puedo controlar cómo de preparado estoy para hacer un esfuerzo más intenso si alguien lo necesita” son frases de Michael J. Fox que lleva aproximadamente el mismo tiempo que yo con la enfermedad y reflejan la cruda realidad física en la que vivimos y también la valiente actitud mental con la que debemos afrontarla.

“Una cosa que la enfermedad me ha dado es otra percepción de la muerte. De vez en cuando pierdes algo, y cada vez que pierdes algo, eso es un paso hacia la muerte. Si puedes aceptar así cada pérdida, puedes aceptar el hecho de que algún día tú serás la gran pérdida. Una vez que aceptas eso, puedes aceptar cualquier cosa. Entonces piensas, bien, asumido esto, ¿por qué no me tomo un descanso?”, aquí Michael J.Fox se enfrenta  con otra incógnita para el enfermo de Parkinson, el futuro.

Yo me lo planteo con descanso mental, dando gracias por que exista, sea como sea, y con la sensación de que estoy jugando una prorroga, que el partido de la vida me lo empato el parkinson y yo debo jugar esa prorroga con ilusión, disfrutando de ella, esperando que llegue un gol que haga que le ganemos el partido, pero si no llega esa curación en forma de gol, prepararnos para tirar los penaltis sin fallar ninguno.

Saber aceptar las cosas es la clave de todo. Lo que no quiere decir que me abandone, o que me rinda, o que no crea que puedo influir en el resultado que esto va a tener. Lo tomo como lo que realmente es, y punto, y a seguir viviendo luchando.