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viernes, 13 de diciembre de 2013

¡¡¡ Y me van a tener que operar!!! (2ª parte, pues va a ser que no)


Hace ya 18 que mi vida se convirtió en una carrera de fondo donde el otro corredor era el parkinson (como siempre le escribo con minúscula,  no se merece otra cosa).

De repente me vi metido en esa carrera sin haberlo pedido, y ha sido una carrera de fondo pero de las de obstáculos con su foso y todo, en el que te podías hundir.

El parkinson siempre va por delante, siempre te gana todas las etapas, aunque tengas voluntad como yo de que no lo haga, pero poco a poco como imagino que en otras enfermedades degenerativas las actividades ordinarias de la vida te las va mermando.

El caso es que en estos momentos ya me lleva mucha ventaja, la que ha cogido en esos 18 años, y me obliga muchas horas del día a estar parado, quieto porque el cerebro que ya no fabrica dopamina, que es la sustancia con las que las neuronas comunican unas a otras, por ejemplo, todo lo necesario para levantar un pie, y que pasa entonces, pues  muchas veces cuando mi cerebro dice a levantar un pie , es como  si todo el cuerpo estuviese sordo y nadie oyese las ordenes,  para evitar esto, los médicos  te dan levodopa una sustancia que es como si repartiesen sonotones por todo el cuerpo para que cada neurona oiga el mensaje que le da la de al lado hasta llegar a levantar el pie.
Pero hay un problema no hay sonotones para todas y cada vez hay más sordas, luego con los pasos de los años te tienen que aumentar la dosis de levodopa. 

Todo esto se  acompaña de un dolor muscular sordo también, como una tensión  producida porque todas las neuronas quieren que se mueva la de al lado y esta no la hace ni caso.

En esta situación y tomando una dosis de levodopa a 8h, a las 12h, a las 16h y a  las 20 horas, fui  a ver  a mi neuróloga para que me subiese la dosis para poder vivir la vida y no solamente verla pasar, pero como este aumento tiene un límite a partir del cual el cuerpo hace oidos  sordos, me convenció después de intentarlo más de 8 años de que me operen.

Y me diréis pues nada hombre, valor y ánimo, pero tenéis delante al cobarde mayor que ha conocido la medicina, tengo el deshonroso record de  haber sido uno de los pocos seres humanos que se han levantado de la camilla, porque yo siempre pido que me tumben, al hacerse un análisis de sangre por que el enfermero no me encontraba la vena, y le dije bueno ya volveré otro día.

Y lo malo que tiene la operación del parkinson es que te tienen que mantener despierto durante la misma, para que les vayas diciendo si están apretando la tuerca correcta , o tienen que dejar esa quieta , me da la impresión que esta operación es lo más parecido a ser copiloto de una carrera de rallies, pero sin casco. Espero que me sea útil mi experiencia con los scalextrics´.

Hace años oi o vi , ya no recuerdo, una noticia de EEUU en la que habían operado a un violinista enfermo de parkinson   y había  estado tocando el violín mientras la operación en el quirófano.


Así es que después de todas estas reflexiones he sacado dos conclusiones,  la primera que si me quiero operar de parkinson y como hay lista de espera de un año, ya me puedo apuntar a clases de violín, y la segunda que hay que tratar de desdramatizar todo y afrontando la vida con humor se hace más llevadera.

Han pasado tres meses desde que escribí lo anterior, y hace unas semanas visite al neurocirujano en el hospital Ramón y Cajal de Madrid, y se dio la casualidad de que por el apellido descubrí que era primo de un buen amigo mio y al mismo tiempo y sin tener ninguna relación descubrí en la conversación que era cuñado de la neuróloga que me trata hace 12 años, que casualidades, estaba casi en familia, estaba por ponerme en zapatillas.

Lo malo vino cuando me explico la operación, había que hacer una resonancia magnética para establecer las coordenadas del punto del cerebro donde colocar un electrodo, y para llegar a ese punto hacerte un taladro en la cabeza como cuando vas a colgar un cuadro con la black deker en la pared, vete tu a saber lo que atraviesan, y todo esto despierto, tocando el violín.

No es de estrañar las estadísticas que me comunico, un 5% de fracasos con resultado peor que el inicial y un 1% de fallecimientos, así que como todavía me queda  bastante recorrido en la dosis de levodopa que puedo tomar, pues Santa Rita que me quede como estoy.

Nos despedimos y quedamos que nos veríamos de año en año a ver como evolucionaba. Estoy seguro que bien ,  a mi no me cuelgan un cuadro en la cabeza.

martes, 16 de julio de 2013

Mi primer concierto de Rock


El día que nací yo no llegue al reparto de oídos, solo quedaban orejas y me tuve que conformar con eso toda la vida.

Fui consciente de este hecho cuando de niño mis padres con toda la ilusión del mundo me apuntaron a la tuna del colegio, pero yo cambiaba los acordes siempre unas cuantas notas más tarde que los demás, y porque los veía a ellos cambiar, porque las melodías no entraban en mí.

Otro fracaso musical fue la flauta, mientras de la de mi hermano salían todas las melodías que el imaginaba, yo no conseguía soplar de forma que sonase tan siquiera una nota.

Y ya adolescentes cuando oíamos  un antiguo vinílo, mi hermano me decía no oyes el bajo, no oyes la batería, no oyes los ……, yo no oía nada ,  o más bien oía un todo uno en el que no distinguía ningún instrumento.

Con este panorama era lógico que a mis casi 50 años no hubiese ido nunca a un macroconcierto de rock, ya que no podía disfrutarlo porque el baile y el ritmo es una prolongación del oído musical y yo solo he podido rentabilizar esa parte de la anatomía hace unos meses, que me han puesto gafas y por fin me han servido las orejas para sujetarlas.

Mi experiencia en conciertos se reducía a los de Aute, Serrat, Perales en los años 80, lo más heavy que presencie fue un  concierto de Tequila, un grupo de rock nacional de aquellos años.

Pero en mi madurez tengo que agradecer a mi hija adolescente que me pidiese que la acompañase a Bilbao , a presenciar un macroconcierto de rock en vivo en Kobetamendi en el BBK live 2013 para ver y escuchar a Green Day, grupo musical desconocido para mí, ya que se inicio a principio de los 90 ,  década en la que ya había desistido mi frustrado interés musical quedándome mis gustos en los anteriores Police, Dire straits, Supertramp, Pink Floyd y por supuesto los clásicos The Beatles, un selecto grupo de grupos, pero reducido ya que nunca pude disfrutar de todo su arte.

El concierto de Bilbao fue una experiencia muy satisfactoria, entraron en el recinto a las 6 de la tarde mi hija y sus amigas después de guardar turno desde las 10 de la mañana para estar en las primeras filas bajo  el escenario, yo entre algo más tarde sin hacer esa cola y después de una mañana  de turismo en transporte público que me llevo hasta Guecho y Portugalete en donde cruce la ría  en la plataforma móvil del puente colgante construido en 1890.

En el concierto que duro hasta pasadas las 2 de la madrugada, me situé en una plataforma que había dispuesto la organización para personas con reducida movilidad, esto es usuarios de sillas de ruedas, muletas y bastones como era mi caso.

Me quede impresionado de la forma de hacer bailar algunos de  estos compañeros de concierto sus sillas de ruedas siguiendo el ritmo.


Yo  por más que desease sentir ese ritmo no  tengo ese don y tengo que confesar que casi llegaba a dormirme por lo avanzado de la hora, y que no lo termine haciendo porque la mujer  que había a mi izquierda en su baile desenfrenado detrás de la silla de ruedas de su hijo, me solto con su brazo descontrolado tal  sopapo que me espabilo, y hacia la derecha no me podía echar porque había  otro compañero de concierto que saltaba blandiendo  su muleta cual caballero medieval, y veía  que terminaba metiéndola en mis recién rentabilizadas orejas.








lunes, 15 de abril de 2013

El albañil gallego y la estructura de su empresa.

Hace años, en  una visita a una obra cuando trabajaba en la construcción, un jefe de obra me dio a leer una copia de esta increíble historia que hoy transcribo.


Explicación de un albañil gallego a la compañía aseguradora que no comprendía, debido a la naturaleza de las lesiones, cómo podía haber ocurrido el accidente. Este es un caso verídico cuya trascripción fue obtenida de una copia de archivo de la aseguradora. El caso fue juzgado por el Tribunal de Primera Instancia de Pontevedra (España):
Excelentísimos Señores:
En respuesta a su pedido de información adicional a lo declarado en el ítem nº 1, sobre mi participación en los acontecimientos, en el que mencioné "tratando de ejecutar la tarea y sin ayuda", como la causa de mi accidente. Me piden en su carta que de una declaración más detallada, por lo que espero que lo que sigue aclare de una vez por todas sus dudas.
Soy albañil desde hace 10 años. El día del accidente estaba trabajando sin ayuda, colocando los ladrillos de una pared del sexto piso de un edificio en construcción en esta ciudad. Finalizadas mis tareas, verifiqué que habían sobrado aproximadamente 250 kilos de ladrillos. En vez de cargarlos hasta la planta baja a mano, decidí colocarlos en un barril y bajarlos con la ayuda de una roldana que felizmente se hallaba fijada en una viga en el techo del sexto piso.
Bajé hasta la planta baja, até el barril con una soga y, con la ayuda de la roldana, lo levanté hasta el sexto piso, atando el extremo de la soga en una columna de la planta baja. Luego subí y cargue los ladrillos en el barril. Volví a la planta baja, desaté la soga y la agarré con fuerza de modo que los 250 kilos de ladrillos bajasen suavemente (debo indicar que en el ítem nº 1 de mi declaración a la policía e indicado que mi peso corporal es de 80 kilos). Sorpresivamente, mis pies se separaron del suelo y comencé a ascender rápidamente, arrastrado por la soga. Debido al susto, perdí mi presencia de espíritu e irreflexivamente me aferré aún más a la soga, mientras ascendía a gran velocidad.
En las proximidades del tercer piso me encontré con el barril que bajaba a una velocidad aproximadamente similar a la de mi subida, y me fue imposible evitar el choque. Creo que allí se produjo la fractura de cráneo.
Continué subiendo hasta que mis dedos se engancharon dentro de la roldana, lo que provocó la detención de mi subida y también las quebraduras múltiples de los dedos y la muñeca. A esta altura (de los acontecimientos), ya había recuperado mi presencia de espíritu y, pese a los dolores, continué aferrado a la soga. Fue en ese instante que el barril chocó contra el piso, su fondo se partió, y todos los ladrillos se desparramaron.
Sin ladrillos, el barril pesaba aproximadamente 25 kilos. Debido a un principio simplísimo, comencé a descender rápidamente hacia la planta baja. Aproximadamente al pasar por el tercer piso me encontré con barril vacío que subía. En el choque que sobrevino estoy seguro se produjeron las fracturas de los tobillos y la nariz. Este choque felizmente disminuyó la velocidad de mi caída, de manera que cuando aterricé sobre la montaña de ladrillos solo me quebré tres vértebras.
Lamento sin embargo informar que, cuando me encontraba caído encima de los ladrillos, con dolores insoportables, sin poder moverme y viendo encima de mí el barril, perdí nuevamente mi presencia de espíritu y solté la soga. Debido a que el barril pesaba más que la soga, descendió rápidamente y cayó sobre mis piernas, quebrándoseme las dos tibias.
Esperando haber aclarado definitivamente las causas y desarrollo de los acontecimientos, me despido atentamente.
El Accidentado:


Con los años he encontrado el organigrama  de su empresa, organigrama común a muchas empresas de construcción de nuestro país, y el  cual habréis visto de hecho en muchas pequeñas obras, yo si lo he visto


Uno trabajando y 50 mirando.